La verdad es que no hubieras envejecido bien, eso hay que admitirlo. Tenía que ser así.
Amabas y odiabas la vida a partes iguales, y ya empezabas a ser demasiado mayor para ser pequeño. Es tan difícil vivir con tantos fantasmas, y no me refiero a los que tú creaste, sino a los que te crearon a ti. Tenía que ser así. (Me lo repito porque aún me cuesta, comprendes...)
Pero, todavía...
Felices 55.