Inscripción encontrada en una tumba de la vieja iglesia de San Pablo de Baltimore y fechada en el año 1692.
Desiderata
Ve plácidamente entre el ruido y la prisa.
Recuerda que la paz puede estar en el silencio. Sin renunciar a ti mismo, esfuérzate por ser amigo de todos. Di tu verdad, quietamente, claramente. Escucha a los otros, aunque sean torpes e ignorantes; cada uno de ellos tiene también una vida que contar.
Evita a los ruidosos y agresivos, porque ellos denigran el espíritu. Si te comparas con los otros puedes convertirte en un hombre vano y amargado; siempre habrá cerca de ti alguien mejor o pero que tú. Alégrate tanto de tus realizaciones como de tus proyectos.
Ama tu trabajo, aunque sea humilde; es el tesoro de tu vida. Sé prudente en tus negocios, porque en el mundo abundan las gentes sin escrúpulos. Pero que esta convicción no te impida reconocer la virtud; hay muchas personas que luchan por hermosos ideales; y dondequiera, la vida está llena de heroísmo.
Sé tu mismo. Sobre todo no pretendas disimular tus inclinaciones. No seas cínico en el amor, porque cuando aparece la aridez y el desencanto en el rostro, se convierten en algo tan perenne como la hierba.
Acepta con serenidad el consejo de los años y renuncia sin reservas a los dones de la juventud. Fortalece tu espíritu para que no te destruyan inesperadas desgracias. Pero no te crees falsos infortunios. Muchas veces, el miedo es producto de la fatiga y la soledad. Sin olvidar una justa disciplina, sé benigno contigo mismo.
No eres más que una criatura en el Universo, no menos que los árboles y las estrellas; tienes derecho a estar aquí. Y, si no tienes ninguna duda, el mundo se despliega ante ti.
Vive en paz con dios, no importa cómo lo imagines; sin olvidar tus trabajos y aspiraciones mantente en paz con tu alma, pese a la ruidosa confusión de la vida.
Pese a tus falsedades, penosas luchas y sueños arruinados, la Tierra sigue siendo hermosa. Sé cuidadoso. Lucha por ser feliz.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Me parecen sábios consejos, cuya práctica no solo nos hará vivir mejor, sino que además puede ayudar a que los demás también gocen de esa serenidad íntima, que yo calificaría de felicidad.
Las palabras sabias, si son verdaderas, perdurarán en el tiempo y lo que fue dicho en el siglo XVII servirá de aprendizaje también ahora, si conseguimos seguir lo que nos aconsejan.
Gracias,
Miss Misi
Publicar un comentario