domingo, 26 de septiembre de 2010

Malos sentimientos (Stresss!!!!!! II)

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En el amor desinteresado de un animal, en el sacrificio de sí mismo, hay algo que llega directamente al corazón del que con frecuencia ha tenido ocasión de comprobar la amistad mezquina y la frágil fidelidad del hombre natural.
Edgar Allan Poe

Me gustan los animales. De toda la vida, me gustan todos o casi todos. Creo que lo segundo que quise ser, después de la ocurrencia de la panadera, fue veterinaria, para poder entenderlos, salvarlos y cuidarlos. Ahora he empezado con la vacuna contra los gatos, porque me dan mucha alergia. Mi alergóloga no sabe que tengo dos, no lo entendería como muchas otras personas, y lo comprendo, por eso mejor no decírselo. En fin, que me gustan mucho los animales. Otro día hablaré de lo de las corridas de toros.

Pero.

Hay días en los que mataría al perro de la casa de enfrente. Tan agusto. Rápido y sin dolor, eso sí.

Es un bicho pequeño que ladra con unos grititos que me vuelven loca. Ya se ocupó la poli hace unos meses (“no son los primeros que nos llaman para esto, señora”), y durante un tiempo no le volvimos a oír. Pero ha vuelto. Es desesperante. El caso es que ahora no ladra todo el tiempo, como antes, y por eso no sé si la poli puede hacer algo, pero es que cuando empieza me rechinan hasta los dientes y odio los sentimientos que me genera, pero no puedo pensar en otra cosa.



Qué asunto más chungo, cojón. No sé.

Menuda movida.

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