Natividad, Amaranta, Asunción, Minerva y todas las demás

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Es Navidad.

Mañana lo es, para ser más exactos.

Otra navidad rara.

Este año no puedo dar casi nada, así que me toca aprender a recibir, cosa que me cuesta un güevaco. El Oráculo me recuerda que nada dura para siempre y que hay que sacar la lección. Suelo tenerlo en cuenta, pero esta vez la lección va por un camino espinoso y lleno de yerbajos en el que no me apetece nada meterme, no veas qué chungo; lo descuidé un momento y hay qué ver cómo se puso todo, lo rápido que crecen los putos Amaranthus hybridus, cojón. Y encima mis viejas excusas ya no me sirven, el Oráculo me ha invitado a coger mi arma, salir, encontrarlas y engancharlas de los pelos, supongo que lo siguiente será dispararles entre los ojos sin piedad ninguna, qué chungo también eso.

Me toca pelear, asumir, hacer mi trabajo, tener fe y dejarme hacer lo que normalmente no me dejo, todo sin olvidar que lo que yo no haga nadie lo va a hacer por mí, vaya jodienda. Total, que aquí estoy, abierta en canal en plenas navidades, y lo que me queda. Señora, qué fuerte me parece todo a estas alturas de la película, te lo digo. Pero en fin, supongo que es así, al final lo que no se ha aprendido se habrá de aprender en algún momento, no? Stand up and fight!




Al menos este año he podido poner el árbol, aunque como era previsible SuperNinjaCat lo ha destrozado en cuestión de diez minutos. Tiene su encanto. Eso sí, las lucecitas por las ventanas y las estanterías (bien alejadas de bestezuelas destructivas) han quedado tan ideales que el Sr. Lobo y yo hemos decidido que las vamos a dejar todo el año, nos encantan y nos encantan.

Uh, no veas cómo me venía ahora un buen guoper. No entiendo nada, si a mí siempre me han molado las navidades, por qué al final siempre acabo haciendo el Grinch? Joder, y encima no sé qué ponerme esta noche, qué movida.

Hala, feliz Navidad.