miércoles, 29 de abril de 2009

Whatever

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Todos lo sabemos todo o casi todo acerca de las drogas. Todos o casi todos las hemos probado. Qué absurdo resulta escribir sobre este asunto, nada nuevo he de decir.

Se te mete en el cuerpo, en la cabeza, en el alma y te atrapa, te transforma, como un viurs ataca directamente los centros de la voluntad, efectivamente te engancha, te amarra con cuerdas de acero, de pensamiento y de carne casi imposibles de romper. Todos sabemos que el exceso no lleva a buenos puertos. Dónde está el límite? Cuándo es demasiado? Convencida de que lo controlas, incluso pones un pie al otro lado, pero bien sabes que si cambias el peso de tu cuerpo hacia su terreno (el vacío?) caerás, estarás perdida. Hay veces que cruzas la linde sin darte cuenta. Y hay veces que lo haces a sabiendas. Lo ves, divisas claramente el peligro pendiendo de una pestaña, al borde de un labio, es tan oscuro, pero te sientes tan bien que nada importa. Cierras los ojos, saltas, te sumerges, buceas, sientes el vértigo, el subidón de adrenalina que te inyecta el no estar segura de si volverás a respirar. Y si luego no se puede volver?

Da igual.
Sólo un poco más. Aún queda lejos el precipicio, aún no quiero dejar de reír.



Es todo tan raro, tan bello...

5 comentarios:

John Trombón dijo...

Buuuuufff… menudo asunto. Disfruta. Cabalmente…

Un besooooo

John Trombón dijo...

…pero disfruta, eh ???

Miss Misi dijo...

En ello estoy. No veas qué gustito y qué miedete. Gracias por el consejo ;-)

Miss Misi

Anónimo dijo...

Todo lo que disfrutes con ellas luego tendras que sufrirlo.

Miss Misi dijo...

Lo tengo taaaan claro... Esa es la parte en la que cruzas a sabiendas, viéndolo... En fin.

Gracias,
Miss Misi