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viernes, 27 de junio de 2008

El salmón frustrado

España ganó ayer a Rusia en lo de la Eurocopa ésta, así que nos toca otro partido infernal más. La mara que'm va parí...


Yo me metí en mi casa tranquilamente dispuesta a ver un montón de capítulos de la segunda temporada de Friends mientras el resto del mundo se desgañitaba, pero no hubo manera. Con el calorazo las ventanas tenían que estar abiertas, y yo trataba de concentrarme en el episodio en el que Phoebe no cree ni en la teoría de la evolución ni en la de la gravedad, pero todo mi barrio era un gran campo de fútbol lleno de hinchas con sus trompetas, sus banderas y hasta un bombo de Manolo, y me enteraba de todas las jugadas aunque no quisiera; cuando atacaban unos, cuando subían a puerta los otros, y para qué hablar del momentazo gol: en dolby surround me entró por las orejas. Después del segundo ya era imposible, tuve que parar la serie y comerme el final del partido, y encima en un principio no entendía nada, porque yo creía que todo el mundo iba con los rojos pero eran los que perdían, hasta que caí en la cuenta de que no, que los de aquí eran los amarillos... Todo muy raro. Últimamente hago cosas que empiezan a preocuparme.

En fin, que no se puede luchar contra los elementos. Adivina dónde voy a esta el domingo a las 20.45: metida en la línea 6 del metro dando vueltas hasta que se acabe todo. Uf, qué pena me he dado yo sola, mejor que no. Bueno, por lo menos me tomaré unas cervecitas fresquitas en el bar donde toque... Si no puedes con ellos...

Hasta las bolas, querido.
Qué movida.

martes, 22 de abril de 2008

Destroyer fiction


Ayer por la tarde me hallaba bajo las mantas tratando de sobrevivir a una contractura muscular que tenía toda la pinta de ser una puñalada asestada con mala leche cuando sonó mi móvil.


No, no era el de la foto. Una mierda, sí.

Era el dueño de una casa rural en la que estuve con mis amigas el año pasado, para comunicarme que ha abierto otra casita, por si quería que me enviara información. Yo le dije que bueno, que me lo mandara, nunca se sabe.


El tiparraco se puso muy contento y se hizo el majo un rato; empezó a preguntarme que qué tal todo, que si me iba bien y eso, como si me conociera de toda la vida, cuando mi relación con él no supera los 15 minutos. Flipé un poco, y mientras le decía amablemente que sí, que bien todo, gracias por preguntar, por mi cabeza iba pasando la siguiente parrafada:

“Pues nada, bien, aquí ando, tratando de decidir si lo que tengo es una apoplejía física o mental, porque estoy en casa un lunes por la tarde, en pijama, con calcetines gordos y debajo de tres mantas, agonizando por una contractura en el cuello de puta madre que seguramente me ha enviado el Monstruo Volador de Espagueti por lo mala que he sido, empastillada hasta las patas y, a falta de la comida que no me puedo cocinar, enchufándome en vena la sexta temporada enterita de ‘Sexo en Nueva York’, que por si no lo sabes tiene 20 capítulos y ya he visto 11 desde que me he podido arrastrar de la cama al sofá, porque es mucho mejor y da más risa ver cómo fracasan los demás, aunque sea ficción, y sobre todo que cuando les va bien y se enamoran y se casan y esas gilipolladas también es ficción y ahí sí que mola que no sea verdad, no crees? Tú no ves ninguna serie? Vaya, pues deberías, es lo mejor que hay, yo estoy enganchada a cuatro o cinco, me encantan que te cagas, querido. No tienes tiempo, no? Claro, con dos negocios ya pues es normal, demasiadas responsabilidades, deberías relajarte y largarte un finde a una casa rural, jaja, y aprovechar para ver alguna serie, te encantaría fijo. Así que eso, que todo bastante chachi y sin novedad, y que si consigo llegar a mañana organizaré un finde para conocer tu nuevo rinconcito, seguro que es ideal. Por cierto, recuerdos a la parienta y al perriflauta que nos llevó a hacer barranquismo, qué pibe más majo, y gracias por llamar”.

Tenía que habérselo soltado. Vaya careto que se le hubiera quedado al tío, ji, ji. Es que hay veces que me dan ganas de hacer unas maldades... Así luego me castiga el Señor Tallarinesco, y con razón.

El capítulo del Post-it. Me moló mogollón. Abstenerse los anti-series:



Atención, el contenido del siguiente vídeo puede desvelar información sobre la serie. Pero si te importa una mierda saber qué va a pasar, pues nada:



Uf, qué cantidad de basura. Lo mejor, el Absolut Hunk de Samantha, sin duda, merecedor de ilustrar mi post.

Al final, como ellas, y aunque estoy tan tiesa que parezco Robocop (nivel de glamour: 1, y porque me he puesto una chaqueta rosa, que si no ni eso), de nuevo he conseguido salir de ésta, y resulta que el mundo sigue como siempre. Y no sólo eso, sino que, al abrir mi e-correo, tenía 36 mensajes sin leer, más otros cuantos que me han llegado por distintas vías. Creo que si hubiera muerto alguien se hubiera dado cuenta, y menos mal, porque aún no he criado suficientes gatos para poder currarme la siguiente fase, la de Catwoman. Reconforta. Gracias a todos.

Eh, qué movida, que no te lo tomes tan en serio.

;-)