Cuando yo era peque una de mis primas tenía una Barbie negra. Preciosa, guapísima y rara. Se la habían traído de Estados Unidos, claro, porque por aquella época aquí no se estilaba lo de la interracialidad, y a mí me daba una envidia que me moría. Era tan bonita...
Hace unos pocos años alguien supo de mi frustración infantil y me regaló una. Y resulta que anteayer abrí un cajón y hete ahí que me reencontré con mi bonita Barbie negra de penúltima generación. Se abrió también ese cajón de mi memoria donde guardo mis juegos infantiles; está un poco revuelto, pero aún tiene cosas chulas. Éstas son sólo algunas:
Las Barbies...
Las Barriguitas...
El Lumirama...
El tragabolas, uno de mis favoritos... Adivinas cuál hipopótamo me pedía siempre?
Qué chulo...
Y eso. Que gracias a DJ, el maestro empanado, por haberme hecho abrir aquel cajón. ;-)
2 comentarios:
Demasiado fácil…
EL AZUL !!!
JiJi
Parece que te haces mayor, eh?
Y estás cogiendo peso…
:P
Un besoooo
Joder, qué askito da la confianza, eh?
Todos nos hacemos viejunos y gordos, es lo que tiene...
Y es el rosa!
Jiji
A Murcia, guapo!
Muas
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