miércoles, 21 de mayo de 2008

Miedos



Hace años tuve una amiga a la que cuando preguntábamos qué era la cosa que más miedo nos daba respondía algo muy poco convencional: ni los monstruos, ni los fantasmas o espíritus, ni la oscuridad... A lo que más temía era a los locos. No éramos muy mayores, por lo que su contestación era bastante sorprendente; a mí ni se me hubiera ocurrido en aquella época, pero pasado el tiempo he meditado profundamente sobre la madurez de su respuesta.


Y tenía razón. De un par de años a esta parte pienso en ello y sí, realmente da mucho miedo el asunto de los trastornos mentales, que no sé si cada vez son más comunes o es que se sacan más del armario. Sobre todo, y después de haberlo visto de cerca, lo peor es comprender que verdaderamente le puede pasar a cualquiera.


Circula por ahí un vídeo que a mi personalmente me produce más acojone que risa, la verdad. Aconsejo usar cascos para el sonido, es demasié.



Uf, qué nula tolerancia a la frustración. Personalidad límite? Hace un par de siglos una demostración así acababa con uno en la hoguera, fijo. Desde luego, éste tiene toda la pinta de llegar a ser de los que cualquier día entran con un rifle en el instituto y se cargan a todos, y encima que digan que no estaban avisados.


Vigilad vuestras neurosis, obsesiones y paranoias... nunca se sabe cuándo os atraparán... y quizá para no dejaros volver ya nunca más al mundo real...

3 comentarios:

John Trombón dijo...

Me gustan los locos. Me despiertan curiosidad… Son mentes en carne viva !!!

Me pongo en el pellejo de una persona con la realidad (?) tan distorsionada que no se da cuenta de que está loca... y flipo !!!

Quién te dice que tú no lo estás? Quien te asegura que ahora mismo no estás viviendo una fantasía mientras tu cuerpo descansa en una habitación de un psiquiátrico…?

Miss Misi dijo...

Y qué tipo de mente debo tener para haber creado un personaje como tú en mi mundo imaginario... Qué movida...

Ahí está la cosa... El no ser consciente, pues bueno, feliz en mi ignorancia, pero si de repente se cuela una brizna de lucidez...

Qué terror.

Anónimo dijo...
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