
Hoy necesitaría un camión de chocolate para subirme la endorfina, así que brevemente y para no despotricar más de la cuenta, cuelgo un vídeo para reírme un rato y a correr.
Vale, reírse del dolor ajeno no es muy ético que digamos... pero, qué coño, no estoy para gilipolleces. Y el que esté libre de pecado...
Hala, Avada Kedavra.